Me consta que Cécile es una auténtica chunga por supervivencia:
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Ha sido una carrera de fondo y no ha sido fácil. Pero han sido demasiadas acciones, omisiones, ofensas, evasivas, falsas promesas, verdades a medias y mentiras completas. Decía Stevenson que las mentiras más crueles se dicen en silencio y, he aprendido la lección. Poco a poco, pasito a pasito, lágrima a lágrima me he convertido en una caperucita feroz, una tía chunga que te cagas, eso sí disfrazada de inocencia y de candor. Y ahora sé que soy capaz de cometer las mayores infamias emocionales, no gratuitamente, por supuesto, es tan solo una cuestión de aplicar la siempre eficaz ley del Talión. Es tan sencillo como torturar a quien me ha hecho daño, en silencio, con premeditación y alevosía y, eso sí, con la mejor de mis sonrisas. Nunca me pillarán, soy lista, paciente, perseverante y muy muy rencorosa. Curiosamente, desde que me tomo la venganza por mi mano, duermo bien sabiendo que ha dejado de hacerlo el objeto de mi ira.
jueves, 5 de mayo de 2011
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6 comentarios:
Vaya, estais de vuelta despues de tantos meses sin señales de vida.
Bienvenidas.
Cecile, la venganza suele ser un plato muy amargo, y cuando la llevamos a cabo, nos deja una sensación de vacio, por no hablár de que nos colocamos a la altura morál de nuestra "victima".
Saludos
¡Bien hecho!
Besicos
Rencor, pero sin dejar de amar. Te juro que hace bien.
Y lo bien que sienta!!!
Me asustas, si te ves así es que eras ya así, porque vengativa se nace, aunque sale poco a poco y a base de que te puteen pero, bueno si te sienta bien, me alegro.
Bien, nada sabe mejor que un ojo por ojo y un diente por diente.
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